Solo son las diez de la mañana una mañana que entre mis moquitos huele a zapatos y vestido nuevo, el olor justo para un diez de marzo ya llegó el pastel mi tía lo trae y dice que esta triste porque ya no soy su bebé. Estoy tan emocionada que nada de eso es tan importante para mí como las fotos de mi cumpleaños número seis, lo de menos en este momento es si ya no puedo entrar en la piscina de pelotas con mis amiguitas, o si tendré que bañarme solita. Mi papi ha dicho que me saldrá un pajarito y que es muy divertido solo debo sonreír y listo. Mi hermana dice que mi primer encuentro cercano con las cámaras será fantástico, un video clip y unas cuantas fotografías serán suficientes para que mi fiesta de cumpleaños sea inolvidable, no entiendo muy bien lo que me dicen pero a todo le digo que sí para que no me molesten mas y yo pueda disfrutar de mi aventura. Me limpio los mocos y aumenta mi emoción, soy una princesa y lo más importante de mis seis años serán las fotos que voy a tener como recuerdo cuando cumpla quince pues en esa época ya no seré princesa seré una reina o por lo menos eso me dice mi papá.
La última vez que me tomaron una foto no recuerdo si fue hace dos meses atrás, tal vez desde mi último cumpleaños o desde el bautizo, creo que por eso he esperado este momento con tantas ganas, por eso me he limpiado tan bien la nariz después de llorar semanas enteras para que mi mama no me haga una sombrilla en el pelo como siempre lo hace para que los otros niños se rían de mi como si el peinado de ellos no fuera más feo que el mío, espero este día con las ganas con las que espero la colombina de coco que siempre me trae mi mamá, mis amiguitos tienen fotos en la nieve, montados en grandes globos todas esas fotos son las más fantásticas que yo he visto y mi hermana me ha prometido que las mías serán en el mar como siempre he querido. Es una locura voy a estar en el mar me digo en silencio, no sé muy bien lo que es una locura pero lo repito mucho porque mi hermanita siempre me ha dicho que es una locura las cosas que te hacen desesperar y hoy yo estoy más que desesperada por mis fotografías me tomaran muchas, grabaran un video con todos mis movimientos y tengo que dar mi mejor sonrisa a don Samuel. Un extraño que acaba de abordar la puerta de mi habitación un extraño con cara de odontólogo que huele a café negro, negro como el que toma mi abuela todas las mañanas, negro como sus ojos oscuros y muy abiertos tan abiertos que alcanzan a matar mi ilusión de una buena fotografía una fotografía que justo en este momento pierde todo el encanto. Nunca vi un hombre con tanto miedo, no me gusta la manera en que me mira me estira los cachetes y me dice con cara de torta que mi registro es precioso que será inolvidable que me pare así, luego así y no sé cuantas maneras más, no entiendo nada de lo que dice, lo único que se me ocurre es correr y salgo con tanta fuerza que le tumbo el pastel a mi mami justo el pastel que traía para el monstruo que me está persiguiendo con una luz que es tan grande que no sé ni de dónde sale, el monstruo al que todos llaman fotógrafo es un hombre grande con tanto estomago como nunca había imaginado y con tantos pelos sobre su boca que no entiendo nada de lo que dice y mucho menos porqué me persigue. Alcanzo a llegar al baño y me encierro a llorar y empiezan a salir todos mis moquitos, papá trata de calmarme pero yo le digo que se valla que no lo quiero ver y él solo dice: mi princesa pero si eso era lo que querías muchas fotos un video, el mar y tu sonrisa, pero yo en medio de mis suspiros de dolor y todos esos moquitos y como si me hubieran arrancado el dedo con mi anillo del camaleón y envuelta en un eterno llanto solo le puedo responder “yo quiero unas fotos en el mar como las de Samuel, quiero un video con los delfines” y empiezo a quedarme sin voz, y todos mis moquitos me dejan sin respiración y tengo tanto miedo que abro la puerta para que mi papá pueda ayudarme pero lo primero que veo es el monstruo gigante con una luz tan inmensa que me deja sin poder ver nada y antes de caer solo puedo escuchar “whisky” y todos gritan feliz cumpleaños… ay!! Tan bonita quedo con todos los moquitos alcanzo a oír antes de que todo se volviera negro.
No sé cuánto tiempo ha pasado pero despierto muy asustada y todos dicen una frase que nunca voy a olvidar: carajo! Siquiera despertaste, el bendito fotógrafo ya se iba a escapar para no ser culpable de este homicidio y sueltan una burla que aliviana de nuevo a mis papas, pero que a mí me despierta mas temor por ese monstruo peludo que me daño la fiesta, que me limpio mis moquitos y que me mato la ilusión al decirme princesa “tú no ibas a estar en el mar yo te tomo las fotos y las arreglo como si fuera verdad”, rescato a Josefa de ese horror de mentiras y de monstruos y me escapo con ella mi jirafa, ella que es la única que sabe donde están los confites que tanto ha buscado mamá los confites que comemos juntas todas las noches cuando llueve para no tener miedo y para dormirnos con un dulce sabor después de pedirle a nuestro ángel de la guarda que los cuide para que no se los coman las hormigas para que Josefa y yo los podamos disfrutar y termino el día otra vez y sin querer, sin fiesta, sin fotos con los confites en la mano y con la almohada llena de moquitos.
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