Estando en el comedor y mientras tomaba café y comía empanadas le pregunte ¿Mami a cuál de sus hijos quiere más. Mijo ustedes cuando estaban pequeños yo los pechichaba y los consentía a todos con una galleta de soda; así los quiero yo como la galleta, a todos por igual. Esta frase quedo grabada en mi mente causándome un gran impacto emocional, al darme cuenta que una mujer luchadora, trabajadora, generosa y optimista tiene en su corazón pequeño pero inmenso de sentimientos un espacio donde guarda amor para sus 6 hijos. Como si fuera poco tiene la sensibilidad de sentir y sufrir el dolor de sus descendientes, se preocupa cada instante por su bienestar, y cuando se trata de ayudarlos se vuelve polifacética, solo para que ellos no sufran como ella sufrió cuando su padre falleció.
Por otra parte cuando esta “señora de las mil década” como le llamo ingresa a la casa, es fácil distinguirla dado su forma costumbrista y popular que conserva (buenas donde está la gente) así estemos a su vista, esas buenas vienen acompañadas de un tono suave y un abraso con barios golpecitos en la espalda de mi parte. Cada llegada de mi madre se convierte para mí como la ultima, pues en algún momento se puede ir para no volver, por esta razón cada vez qué llega la cargo, le ayudo con lo que trae en las manos, y posteriormente le pongo el ventilador cerca para que se refresque y complemente con el agua.
Un metro con sesenta centímetros de estatura, cabello negro, piel morena y le gusta vestir mucho de falda, son aspectos que conforman la humanidad y refleja los gustos de Marlene. De esta mujer que lleva su cultura donde quiera que a valla, y de la cual he aprendido hacer una persona generosa, servicial, colaboradora, bondadosa, respetuosa y me ha contagiado de su positividad: “Cuando se quiere se puede, solo se necesita planear las cosas perfectas para que salgan bien”, esta es una de las tantas frases que ella utiliza para subirnos el ánimo y darnos luz verde , pero todavía no he dicho una palabra que tiene un significado muy importante para mí, y es precisamente lo que convierte a mi madre en un ser especial digno de ser seguido por sus hijos (la hermandad), esta mujer es capaz de quedarse sin comida para regalársela a los más necesitados: cierto día una mujer se apareció en la casa con dos niños los cuales tenía agarrados de la mano, en sus ojos se les veía que habían aguantado sueño o llorado mucho, porque los tenían hinchados, de repente dice la mujer: señora sería tan amable de regalarme comida, tengo dos días que no como y duermo. Mi madre al ver la condición de la mujer acudió a su petición, fue a la cocina destapo las comidas que estaban servidas hasta identificar la de ella, y sin pensarlo dos veces se la dio a la necesitada con plato incluido para que se la fura comiendo. La mujer no se molesto en dar las gracias, pero mi madre, les aseguro quedo más contenta que la aparecida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Apórtele con su comentario a la formación profesional del autor en tono colaborativo, no de crítica moralista, censuradora o que descalifique su trabajo creativo.