Tirado en la carretera, y en un momento que entreabrí mis ojos, solo pude ver la sombra de dos hombres que me observaron rápidamente y muy de prisa corrieron, subieron en una moto y se alejaron, de ahí no me volví a dar cuenta de de lo que pasó, al día siguiente salí del hospital, llegamos a mi casa y luego no hacer caso a la orden de mis papás de no mirarme en un espejo, observé medio rostro desfigurado como la de un mounstro, así me veía, ¿Qué me pasó?, ¿Qué me habían hecho?, ¿Por qué a mí? yo no tenía por qué estar así, ni ahí en mi casa en ese momento, el plan del día anterior era muy diferente, eso pensaba mientras subido en una silla, empinándome y levantando el cuello estaba frente a aquel objeto que reflejaba mi cara.
Ocurrió en un fin de semana, nos dirigíamos para el Carmen de Viboral a visitar un familiar y a disfrutar de las fiestas de la Virgen que celebraba en aquella época este municipio. Llegadas las horas de la tarde del viernes, partimos en un bus desde nuestra finca, muy contentos -especialmente yo-, junto a mis papás y los odiosos de mi hermana y hermano; el bus se detuvo en un "Estadero" cerca del parque principal de El Peñol, decidimos bajar y caminar para llegar más rápido a los taxis que van hacia Rionegro, ya allí buscaríamos otro carro que nos llevaría al Carmen.
Ese era nuestro paseo familiar para aquel fin de semana, caminábamos tranquilamente, mis dos hermanos jugaban y reían al lado de mis padres y yo, que iba cogido de las manos en medio de ellos, de repente, estaba tirado sobre el áspero pavimento de la carretera: una moto conducida por dos borrachos había impactado mi pequeño cuerpo, eso fue lo que me dijo mi familia, todo ocurrió tan rápido que no tuve conciencia de casi nada, de lo único que me di cuenta fue de la escena borrosa que pudieron observar mis ojos cuando los dos hombres me movieron, me observaron, subieron en su moto y se volaron.
Escondido, frente al espejo y con dolor de cuello por el esfuerzo que hacía para poder verme, seguía haciendo pucheros mientras veía la carne roja de mi cara; ahora, 15 años después, reflexiono, pienso que pudo haber sido mucho peor, mis papás y hermanos sólo sufrieron unos cuantos rasguños, las mayores consecuencias, aunque no muy lamentables afortunadamente, fueron las raspaduras que sufrí en mi rostro y unos cuantos rasguños en mis brazos que cada vez que los observo, sus cicatrices me evocan aquel día en el que una salida familiar casi termina en una tragedia, día en el que la irresponsabilidad de dos locos borrachos frustraron la ilusión de un inocente niño por pasear y conocer un lugar el cual desconocía y que le dejaron como recuerdo el mounstro que reflejaba su espejo…
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