Al llegar las vacaciones y salir del municipio de Caucasia, me encuentro alegre y con una emoción inmensa que quisiera tener alas para volar y llegar más rápido que el bus que me está trasportando hacia Ayapel, lugar en donde me encuentro con ella y que además me está esperando con abrazos y besos, expresiones que me hacen llorar, reír y actuar como si fuera una niña de cuatro años que todavía la “pechichan”.
En las noches me paso para su cama, le subo la pierna en su cuerpo y ella me abraza tan fuerte que a veces no siento la brisa del ventilador, pero no me importa, es tan grande el estremecimiento, la nostalgia que ella me produce en ese instante que no quisiera separarme jamás de su lado.
Al amanecer y levantarme de la cama veo mi desayuno en la mesa, y observo que sólo ella me conciente en una forma tan especial que ningún otro ser me podrá hacer sentir jamás.
Su ternura hacia mí es tan real y maravillosa que a veces pienso que estoy soñando. Sólo ella me comprende, me entiende, me soporta y me quiere verdaderamente.
Además cuando me esta regañando siento como si me estuviera aconsejando, dándome a entender que soy esa persona que no quiere ver sufrir, y la que en algún futuro la ve como una profesional exitosa.
Ambas nos sacrificamos separándonos por unos meses para yo poder cumplir con mi sueño de ser una comunicadora social, para así más adelante llenarla de orgullo y demostrarle que todos sus esfuerzos y cariños hacia a mí no fueron en vano y que es ella la persona que más adoro en mi vida.
“El amor de madre es tan maravilloso que nunca tendrá comparación”.
Estudiante: Susana Enith Márquez Bracamonte
Programa: Comunicación Social y periodismo nivel 2
Universidad de Antioquia, Seccional Bajo Cauca
susana creo que expresaste bien lo que sientes al encontrarte con tu mamà, pero hubiera sido bueno que dejaras a la imaginación del lector esa sensación, lo que sientes, pero de todas maneras buen trabajo
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