Desde muy pequeña he tenido la desdicha de tener una enfermedad, que constantemente me hace sentir un fuerte dolor, ahora, se podría decir que este dolor aumento más por no cuidarme, puesto que en estos momentos estoy consciente de lo que debo y no debo hacer.
Pero años atrás aun no lo estaba y la única que podía estar pendiente de mí y del cuidado de esta enfermedad, era mi madre. Cuando tenía más o menos cinco años pude experimentar y sentir una operación, fue la experiencia que ningún niño quisiera haber experimentado a esa edad.
Cierto día, muy temprano empecé a sentir fuerte dolor en mi estomago y en mi espalda, Salí corriendo con lagrimas en el rostro donde mi madre a decirle lo que sentía, ella sin pensarlo dos veces me llevo al hospital. Yo sentía el dolor cada vez más fuerte, lo único que podía hacer era derramar mi llanto.
Mi madre un poco desesperada hablo unos segundos con el doctor y unas enfermeras que varios meses atrás habían tratado mi enfermedad y me habían hecho varios exámenes. Las cosas estaban de este modo, el dolor me estaba carcomiendo segundo a segundo y de por si desde muy pequeña odiaba los hospitales y se podría decir que los doctores y las enfermeras también entraban en aquel odio.
Mi madre me acostó en una camilla mientras mientras que las enfermeras trataban de calmarme con un tonto dulce, pero para mí en ese entonces no era tan tonto. Me despojaron de mi ropa con gran rapidez y me colocaron un montón de cosas, la verdad no entendía que estaban haciendo o peor que me iban a hacer, lo que me tranquilizaba mas era que mi madre estaba allí conmigo, hasta el instante que el médico le dijo a ella que se tenía que salir de la sala, hay comenzó mas el llanto…
Desde que tengo uso de razón, las inyecciones me causan de todo, le tengo un pánico horrible y más aun a esa edad ¿Qué niño no le tiene miedo a una inyección? Yo si… unas de las enfermeras saco una de esas e introduciéndola en el brazo y cogiendo unas de mis venas dejo la aguja hay, poco a poco me fue inyectando un líquido que fluía por todo mi cuerpo venoso.
Empecé a sentir y ver un montón de cosas, me estaba mareando, no me podía mover y las cosas se empezaron a conmoverse inexplicablemente, me sentía como en otra dimensión como si estuviera volando. Era muy extraño todo y no me estaba doliendo casi el estomago, hasta que me empezaron a hacer algo que si me estaba doliendo mucho, quería llorar, gritar, y moverme pero no podía, escuchaba que yo gritaba pero nadie me oía, apurada movía unos de los dedos de la mano tocándole el brazo a la enfermera para que dejaran de hacer eso.
Serré los ojos por un instante o eso pensaba, pude haberme quedado dormida por un buen rato. Cuando los abrí ya no había nadie y estaba en otro cuarto. Empecé a moverme y todavía me sentía mareada, no veía la hora de que todo el malestar que sentía se acabara, ese día fue el más largo en mi vida.
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