El primer paso de un chico que va a ser GRANDE

En realidad no sabía qué hacer, no sabía si llorar o correr tras mi mamá, si callar o gritar, si mantenerme de pie o lanzarme al suelo para ensuciar esa ropa que todos los niños teníamos, en fin, no sabía si hacer caso o no. Fue entonces cuando me decidí por la más fácil, ¡llorar! Pero de inmediato se acercó ella y con sus suaves manos me agarró, me llevó a una pequeña silla y me consoló con una suave voz que me acordaba a mi madre. A mí alrededor muchos actuaban sin pensarlo tanto, gritaban, peleaban, lloraban y otros se divertían votando los alimentos que llevaban en sus loncheras.
Pocos manteníamos sin hacer nada. No sé qué técnica utilizó o que me dijo para dejarme inmóvil en esa silla, era como si me hubiese echado pega para que no me parara más y al ver que resultó conmigo lo hizo con los demás niños, aunque con algunos no le funcionaba tan bien como lo hizo conmigo. Cuando todo estaba un poco más calmado, nos ordenó que miráramos al frente donde había unas grandes letras de plástico y escarcha. Estaba a la expectativa, no sabía que otra cosa podría pasar, empezó a preguntar el nombre de cada uno de los niños y cuando llegó donde mí, le respondí con un tono suave, tal vez, con la firme intención de que no escuchara, ¡pero escuchó! Lo que me sirvió para dejar un poco el miedo, ya no me sentía tan extraño, y escuchando de su suave voz las canciones que había tenido la oportunidad de aprender en otro lugar, el tiempo pasó mucho más rápido, porque cuando abrí los ojos ya estaba en brazos de mi mamá quien me acercó a ella para que me despidiera con un beso en la mejilla, y no sé porque pero ese beso aceleró mi corazón y abría querido que se repitiera de nuevo, pero ya me tocaba esperar hasta el siguiente día que volviera a ese extraño lugar de pequeños cuartos llenos de sillas y niños, de hombres y mujeres; todos ordenando pero según mi mamá “enseñando”. Ese fue el primer paso que he dado en mi vida, desde allí he venido contrayendo lo que soy hoy, bueno no seré todavía mucho pero quizá no falte mucho para serlo.