¡No hay porque atemorizarnos!

Todos los martes y jueves nos reuníamos a esperar su llegada, cuando de pronto el llegaba y al entrar por la puerta del salón, lo primero que veíamos era su abdomen; su cabeza tan luciente como un vaso de cristal le faltaba poco para llegar al final de la puerta, su color de piel era parecido al de una galleta de chocolate y su nariz me recordaba a un muñeco llamado Shetre que aparece en programas infantiles.
Al mirarnos nos atemorizaba y cuando hablaba todos quedábamos en silencio y temblando del miedo. En sus clases nos hablaba de nuestra cultura y así mismo nos la mostraba con bailes folclóricos, comida y vestimenta típica de la región que nosotros le presentábamos. Aunque a veces nos hacia reír, puesto que manifestaba movimientos corporales y gestos, en los cuales actuaba como un payaso. Además su forma de calificar era por igual, es decir, que no le importaba si nuestros dibujos estuvieran feos o bonitos, lo que le interesaba era que le trabajáramos y que a través de ellos le mostráramos nuestros talentos.
También nos dimos cuenta que él a veces actuaba como si fuera nuestro papá porque cuando nos entregaban las calificaciones de cualquier periodo (dos meses) él en secreto nos averiguaba las notas y si observaba ciertas materias perdidas, le pedía a los demás profesores que nos dieran la oportunidad de recuperarlas.
Por otro lado, cuando según él nos “aconsejaba “ no nos quedaba ganas de volver a su siguiente clase, pero a la vez me colocaba a reflexionar y a darme cuenta que tanto yo como mis compañeros teníamos talento, expectativas y que no le debíamos de tener miedo a nadie y muchos menos a él que era nuestro educador.
Al terminar el bachillerato comprendimos que el objetivo del profe no era atemorizarnos, si no enseñarnos a que nosotros podíamos enfréntanos a las tantas dificultades de la vida para poder ser profesionales, y que si estamos seguros de lo que somos y podemos dar, nadie debe hacernos cambiar por más miedo que le tengamos.
Aunque lo más sorprendente fue que al final descubrimos que él poseía similares expresiones que tiene el personaje: Cuenta Hueso del programa Sábado Felices y que todo ese tiempo se había divertido viéndonos temblar de miedo.

Susana Enith Márquez Bracamonte.
Universidad de Antioquia, Seccional Bajo Cauca.
Comunicación Social y Periodismo, nivel 2.