Hoy me levanté y vi, como todos los días, sus zapatos tirados en la habitación, acompañados de los calzoncillos del día anterior, sus medias, el pantalón y la desteñida camisa roja que tanto le gusta, porque personas a las que les guste vestirse feo y a él. Normalmente cuando me levanto Juan ya se ha ido para la escuela, entonces es a mi y a mi mamá a quienes nos toca recogerle todo el desorden que hace, y no es solo ropa, no sé al parecer heredó una desagradable manía de nuestra abuela materna, recoge y agarra cuanto chéchere se encuentra en la calle, en la escuela o en cualquier lugar, basta con levantarle la almohada en las noches antes de acostarse a dormir para encontrar allí figuras de álbumes, cartas de sus personajes favoritos, monedas, trapitos, piedritas, palitos, bueno, todo un sinfín de cosas que lo único que hacen es más desorden. En el día Juan carga una riñonera para llevar de aquí para allá todo su almacén.
A Juan le va bien en la escuela, al parecer el dentón es bastante inteligente, a pesar de que es algo perezoso. Recuerdo que el período académico anterior sacó unas notas muy regulares, fue extraño porque nunca le había ido mal en la escuela, así que a mi mamá le tocó tomar represalias. Cada vez que me pedía la “liga”, como él dice, me tocaba decirle que no, eso hasta que mejorar en la siguiente entrega de notas.
Llega de la escuela a eso de las doce y media. Cuando llega lo primero que hace es tirar su maleta encima de su cama sin ninguna mesura, esto lo hace acreedor de una regaño mío. Por lo general llega con su uniforme sucio, su pelo alborotado, sudado y con sus zapatos sin rastro de betún, pero siempre llega con algo nuevo, una novedad, un chéchere más para su riñonera y su almohada. Mi mamá siempre le ordena cambiarse el uniforme y éste siempre va a dar a su cama, todo tirado. Mi hermano definitivamente no tiene remedio. Como no le gusta mucho almorzar se sienta en el computador a jugar y allí le pasan horas y horas, eso si mi mamá no está pendiente de que almuerce. Si en el plato hay papitas fritas con salsa y carne, Juan se para muy sumiso para almorzar, pero bueno al menos lo hace, en cambio, si lo que hay en el plato es sopa de cualquier clase, se hace el sordo y el desentendido, incluso prefiere quedarse dormido antes que almorzar. Entre sus comidas favoritas están todos los dulces que haya en la tienda, ah! Y que no le pongan leche en polvo en la alacena porque se la acaba, con azúcar, en un día y que no le falte tampoco la leche en la nevera.
Juan tiene doce años, suele ser un poco mandón y pretencioso, siempre quiere ser el primero en todo y sus amigos no es que estén muy de acuerdo con esto, por eso no es raro verlo peleando con ellos.
Siempre que voy a salir para la universidad escucho su voz diciéndome, “¿Mate tiene platica?” porque aparte de todo es amante del dinero. Aún está castigado por su mal rendimiento académico el período anterior, así que yo me salvo y ahorro un poco, pero es astuto, cada vez que le entregan una evaluación y le fue bien llega a la casa con ella en la mano, luciendo el excelente o sobresaliente que haya escrito la profesora en la hoja, para que uno se sienta obligado a reconocerle sus méritos y bueno si no hay evaluaciones para mostrar sabe que a su hermano le gustan mucho los masajes y él está dispuesto a negociar.
No sé qué sería de la casa sin mi hermanito, ya hemos tenido la experiencia de estar sin él por una semana mientras estaba de vacaciones y en definitiva todo en la casa cambia. Ahora esperamos una hermanita que viene en camino y bueno ya Juan sabrá y va a experimentar la labor de ser hermano mayor.
Wow, qué charro es tu hermano parece toda una buena jollita, y del texto, está algo chistoso, escribes muy bien, creo yo.
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