VIAJE INTANGIBLE

Es efímero, es audaz.Yo me encuentro en sus afanes de recorrer todo el universo, sin derecho a reprochar porque en Él solo se respira libertad, no hay porque querer salir de Él; Él me transporta a veces con fuerza y premura, a veces con lentitud y paz. Yo me encuentro en el mundo de lo irreal donde he perdido mi contextura corpórea que me hacía insensible y limitada.

Ahora no hay fronteras, viajo por el mundo en compañía de las hojas secas que caen de los árboles que Él recoge para arrastrar, si, Él nos arrastra contemplando y alabando la insignificancia de nuestro existir, aún no sé que soy exactamente pero lo único que sé es que la plenitud es la que guía este viaje de la mano con aquel que llega a los oídos de cada ser cada vez que va iniciar la tormenta o cada vez que se estremecen las ramas de los pulmones de la tierra.

Vamos muy rápido… Él no cesa, su fluidez me recrea y de repente ¡Oh que veo! es muy brillante mis ojos se encandilan no logro ver con claridad pero Él me arrastra con fuerza hacia allí y quedo sumergida en una forma inimaginable ¿Qué es? Me pregunto con incertidumbre, Él me dice: ¡no te preocupes, sólo obedece a tus sentidos! Es difícil describir, tal vez para ilustrarlo mejor diría que es como un capullo de flor, si, no lo había notado, estoy atrapada por los pétalos de una flor cerrada y allí en todo su centro esta el espectáculo lúcido. El pistilo que sale a la superficie como con blanqueador óptico es el escenario de un hada que danza con magistrales movimientos reflejando su aura de energía exótica, ella brilla y todo su ser deja impregnado en el entorno su luminosidad mientras seguimos rondando en su ambiente divinidad.

Repentinamente y de su mano recogemos todas las semillas que descansan en su forma. El capullo se abre mientras una revolución de colores y luces festejan el nacimiento de una nueva especie que florece para darnos salida, ahora viajo más velozmente dejando caer todas las semillas por todos los campos, convirtiéndonos en sembradores de vida y de luz para el planeta.

Ahora el sonido que traigo conmigo se mezcla de repente con otras resonancias que deleitan corazones, no lo logro captar, pero todos se estremecen al pasar por su lado como espirales, ellos se soban con sus brazos, soban sus corazones como protegiéndose de nosotros.

Él nos dice: ¡Al agujero! Inmediatamente percibo una textura húmeda, suave pero resbalosa descendemos por un conducto y sin pensar me encuentro en medio de los bronquiolos, esos que se ensanchan para arrojarnos de nuevo por la tráquea, ascendemos hasta salir de aquella boca proyectada en estímulo y en el pronunciamiento, en melodías guturales con matices etéreos. No lo creo, ahora soy más intangible que antes, ¿qué sucede? Divago en el espacio, viajo en tiempo real y me abrazo al eco que me aprisionó, aún sigo ahí, siendo presa de nuevo de otras fosas que me aspiran y sin detenerme, ¡Puf! Ya estoy adentro nuevamente, en su molde oviforme, ellos se expanden y me lanzan fuertemente por la boca para conducirme a través de una estructura metálica con unas curvas perfectas, a veces brillante a veces opaco, con sus llaves que ayudan a moldear las melodías, salgo y sin premeditarlo, ahora soy el sonido, ese que traspasa los oídos y adorna las improvisaciones de jazz, ese que enamora con su dulzura y pasión que se trasporta conmigo, pero ¿Qué soy? Me pregunto con más asombro, mi mutación es sorprendente pero todavía estoy con Él.

Nos marchamos con esa esencia del sonido llegando a los oídos de todos, rondando por los puntos espaciales y dibujando formas circulares en medio de la nada que registra nuestros movimientos para plasmarlos en su historia. Recorremos la luz, la oscuridad y ahora vamos muy lentamente.

Él no me ha soltado y en éste instante me ha traído un poco cerca del sol ¿del sol? No, miento, no es el sol, es una cometa, esa que hacemos danzar y elevarse más alto, sin Él ella no estaría acá arriba, revoloteando y halando las manos de esa pequeña niña que desea llegar tan alto como su cometa y que percibe el sonido que da vida a todos los seres vivos, que permanece siempre ahí, de sur a sur, de norte a norte, de este a oeste y en el infinito de la magnitud celestial.

La niña estira su mano y llega a su palma la partícula que se había escapado de su alma para volar con el viento. La guarda en su corazón y otra vez con Él efímero, audaz y frío penetramos en su corazón para ser de nuevo YO, el ser que vuela mucho más alto que un cometa.