Son las doce del medio día y me encuentro almorzando en mi casa, carne de res, arroz con coco, suero y yuca son degustado por mi paladar, a mi lado se encuentra mi hermano que cada vez que corta un fragmento de carne se forma una pequeña sinfonía de manera implícita entre el plato y el tenedor; este sonido quedo grabado en mi mente, gracias a la inteligencia de los sentidos y la naturaleza del conocer que todo hombre posee.
Son las doce del día estoy caminando por una de las calles de mi tierra natal, el calor es insoportable y la brisa no se deja contemplar, mientras tanto logro escuchar diferentes sonidos, vallenatos, porros, ruidos de motos, carros, chiflidos y la voz de un individuo que grita – bocachico, cachama, blanquillo bien baratos, venga y escoja que se acaban- pero no le doy prioridad, sino, trató lo más posible de captar ese sonido que me trasmite a momentos de placer degustativo y me conduce a instantes de paz, unión y armonía en el ceno familiar. Teniendo en cuenta la dificultad para escuchar mi sinfonía anhelada, en efecto, opto por caminar encima del los andenes por si algún sonido se me escapa, pero no logro escuchar ninguno, mientras tanto mis órganos comienza a mandarme señales muy poco agradables y solo los calma el sonido entre el plato y tenedor algo que me preocupa, ya que mi residencia está lejos y las casas establecidas en el lugar que me encuentro tienen las puertas cerradas, lo que implica la no circulación de la sinfonía. En consecuencia de mi desesperación hice un alto en el camino y compre un jugo de naranja de los que venden en las carretillas, mientras lo tomaba me puse a pensar: cada vez que como carne estoy degustando mis raíces, saboreando mis costumbres y cultura, es un alimento por el cual se caracteriza mi Región, es la cara económica de mi tierra. Se acabo el jugo y deje de pensar, cancele y emprendí mi camino con miras a llegar lo más rápido posible a mi terruño; ya estaba un poco calmado y con las expectativas relucientes de encontrar la sinfonía pretendida, llegue apresurado a mi casa y cuando ingrese me senté en el comedor despojándome del morral, posteriormente me conduje a lavarme las manos y cuando regrese la impresión fue tan grande al ver postrado en la silla del comedor a mi hermano chupándose los dedos, situación que causo efecto en mi. La sonrisa se hizo presente y me condujo a llamar a mi madre- mami sírvame la comida que tengo mucha hambre. - A lo cual exclamo - mijo por si no lo sabías hoy estas cumpliendo 19 años, yo sé más que nadie tu comida favorita, ahora ve a la cocina y sírvete lo que quieras, este menú lo prepare especialmente para ti. Cuando regrese de haberme auto-servido me senté en el comedor e inicie a escuchar la sinfonía que se generaba entre el plato y el tenedor. A partir de ese momento el sonido quedo grabado en mi mente gracias a la inteligencia de los sentidos.
Son las doce del día estoy caminando por una de las calles de mi tierra natal, el calor es insoportable y la brisa no se deja contemplar, mientras tanto logro escuchar diferentes sonidos, vallenatos, porros, ruidos de motos, carros, chiflidos y la voz de un individuo que grita – bocachico, cachama, blanquillo bien baratos, venga y escoja que se acaban- pero no le doy prioridad, sino, trató lo más posible de captar ese sonido que me trasmite a momentos de placer degustativo y me conduce a instantes de paz, unión y armonía en el ceno familiar. Teniendo en cuenta la dificultad para escuchar mi sinfonía anhelada, en efecto, opto por caminar encima del los andenes por si algún sonido se me escapa, pero no logro escuchar ninguno, mientras tanto mis órganos comienza a mandarme señales muy poco agradables y solo los calma el sonido entre el plato y tenedor algo que me preocupa, ya que mi residencia está lejos y las casas establecidas en el lugar que me encuentro tienen las puertas cerradas, lo que implica la no circulación de la sinfonía. En consecuencia de mi desesperación hice un alto en el camino y compre un jugo de naranja de los que venden en las carretillas, mientras lo tomaba me puse a pensar: cada vez que como carne estoy degustando mis raíces, saboreando mis costumbres y cultura, es un alimento por el cual se caracteriza mi Región, es la cara económica de mi tierra. Se acabo el jugo y deje de pensar, cancele y emprendí mi camino con miras a llegar lo más rápido posible a mi terruño; ya estaba un poco calmado y con las expectativas relucientes de encontrar la sinfonía pretendida, llegue apresurado a mi casa y cuando ingrese me senté en el comedor despojándome del morral, posteriormente me conduje a lavarme las manos y cuando regrese la impresión fue tan grande al ver postrado en la silla del comedor a mi hermano chupándose los dedos, situación que causo efecto en mi. La sonrisa se hizo presente y me condujo a llamar a mi madre- mami sírvame la comida que tengo mucha hambre. - A lo cual exclamo - mijo por si no lo sabías hoy estas cumpliendo 19 años, yo sé más que nadie tu comida favorita, ahora ve a la cocina y sírvete lo que quieras, este menú lo prepare especialmente para ti. Cuando regrese de haberme auto-servido me senté en el comedor e inicie a escuchar la sinfonía que se generaba entre el plato y el tenedor. A partir de ese momento el sonido quedo grabado en mi mente gracias a la inteligencia de los sentidos.
Eder, empezando por lo que corregir, sencillamente sabes que la ortografia, por algunas palabras y tildes, en cuanto a lo bueno, escribes muy lindo, sentí que me llegó lo que dijsite, inclusive me dio ganas de tomarme un jugo jeje, claro aunque no deja de tener ese estilo pulcro tuyo, ¿será que cuando llegaste si te lavaste las manos antes de comer?...Con esa hambre q tenías lo dudo jeje
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