LA MELANCOLÍA DE RECORDAR VIEJAS ÉPOCAS

Después de una jornada larga y pesada en la universidad, me da felicidad volver de nuevo al calor de mi hogar junto a mis padres y mis hermanos, es inevitable reunirnos todos en la sala a dialogar a cerca de los acontecimientos del día, pero luego de un rato todos se retiran a cumplir con sus obligaciones y es allí donde me hayo sola sentada frente al comedor, de repente oigo una voz varonil y muy masculina proveniente de una vieja radio que se encuentra a la izquierda del comedor en una mesita de palo, anunciando las siete y cinco de la noche, y posteriormente suena una canción “arbolito de navidad”, que en un parpadear me obliga perderme en otra dimensión; “arbolito de navidad que siempre florece los 24, no le nayas a dar juguete a mi cariñito que es un ingrato; arbolito lindo de navidad que me vas a dar (bis)”, me hace recordar otra época, otra gente, me remonta al mes más bonito del año, el último, que es el que a todos nos llega al alma y nos estremece el corazón haciendo que floten viejos recuerdos, nos conmueve pensar que los hechos de hoy mañana serán del pasado y que las personas con quien compartimos esta alegría, en vuelta de unos días, ya no estén, es en ese mes donde las calles se inundan de alegría y celebración y puedes ver como una sonrisa adorna la cara de cada individuo. Es ahí donde se reúnen las familias a compartir sueños, metas que deberán cumplir, adornan de mil colores el arbolito de navidad y todos esperan a que haya un obsequio debajo de él.
Es en diciembre donde retumban con más fuerza y alegría esas canciones, todos las cantan, bailan, corean, se las aprenden, en fin, son esas canciones las que recogen un mar de recuerdos y los guardan por todo el año hasta volver de nuevo al último mes. Aquella canción me transportó, exactamente, al lugar donde en este momento me encuentro, pero esta vez no frente al comedor ubicado en la sala sino junto al árbol de navidad, reunida con toda mi familia completa; me recuerda la emoción que se siente vivir esa ápoca, donde mis primos y hermanos cantamos juntos villancicos, mis padres y mis tíos comparten sus experiencias y todos les damos cariño a los abuelos; aquella canción me llena de sentimiento, también alberga buenos recuerdos, me colma el espíritu de vida y ganas de seguirla viviendo al lado de los míos.
Lastimosamente mi agradable recuerdo duró solo 5 minutos por que cuando quise aterrizar de la nube en la que andaba, la canción ya había terminado…

Jazmín María Mesa Martínez
Universidad de Antioquia/ seccional Bajo Cauca
Nivel 2º