MORIR ES CARO

Ni siquiera la muerte se salva de la estratificación social, puesto que por más que quisiera una persona pobre sepultar a un ser querido de manera lujosa la mayoría no lo pueden hacer a falta de recursos económicos, ya que en esta sociedad capitalista en la que todo gira en torno al dinero la muerte no es sinónimo de tranquilidad o descanso sino de prestamos, despojo de bienes y demás estrategias para conseguir la plata del entierro, esto se puede evidenciar por ejemplo en el municipio de Caucasia en la diferencia que se marca claramente en los cementerios, tanto que parece dividido en barrios o estratos, pues mientras los ricos adornan sus tumbas los pobres apenas alcanzan para brindar una sagrada sepultura a sus seres queridos si logran conseguir los el dinero que cuesta la más favorable.
En los dos cementerios del municipio se evidencia tanto en su interior como entre ellos la diferencia, porque tanto el de Pueblo Nuevo que es mas humilde hay algunas tumbas decoradas tanto campo de paz considerado como el mejor de los dos también se encuentra la división y por supuesto los pobres descansan en las tumbas mas simples, sin más decoración que unas cuantas flores llevadas por sus amigos y familiares y unas letras con deficiente caligrafía que opaca más el lugar, además todas están pintadas de blanco, se siente el frio, la tristeza y por supuesto al falta de recursos de sus habitantes.
Es triste pensar que muchas personas deben llegar al punto de pedir limosna para enterrar a sus seres queridos y que por más que muchos proclamen la igualdad para todos, ésta nunca se dé ni siquiera después de la muerte.

En el municipio de caucasia, el cementerio opera de la siguiente manera: las bóvedas en tierra cuestan 550.000 mil pesos, de 1m x 250m estas tierras pertenecen a quien la compra para siempre en este terreno podrán disponer, los familiares o quienes estén autorizados en el caso del cementerio de pueblo nuevo las personas dueñas de estas tierra optan por construir bóvedas de tres pisos en los cuales caben doce ataúdes, estas bóvedas son decoradas por el valor de 200.000 mil pesos dependiendo cual es la decoración y quien es el albañil, por ejemplo si es para poner baldosa se cobra 250.000 mil pesos y si es para tapar se paga unos 20.000 mil pesos al señor sepulturero Isaías Hernández, quien nos cuenta que “los ricos de los pobres los pueden diferenciar por lo siguiente a las bóvedas en tierra las enchapan, les ponen mármol las encierran, encima llevan foto mantienen flores frescas permanentemente, mientras que los pobres solo cuando es sellada la bóveda se le pinta de blanco se le estampa el nombre y listo.

Vilma Sofía Miranda
Ingris Polanco Mejía