UNA GOTA DE CULTURA ANTE UN MAR DE VIOLENCIA

Si bien el cine como medio de comunicación cuenta con el poder de influir en el pensamiento de muchos espectadores, cuando se observa constantemente violencia e ilegalidad como una forma de caracterizar o representar a Colombia puede llegar un momento en que nos acostumbremos tanto que los trabajos relacionados con problemas sociales como el narcotráfico, la drogadicción, prostitución, entre otros se conviertan en ocupaciones normales y sin censura.
El cine colombiano lastimosamente se ha concentrado en mostrar la parte negativa de la sociedad colombiana, pese a lo anterior, la película colombiana El carro es digna de admirar, puesto que es de las pocas que no se empeñan en mostrar los flagelos que agobian al país como: narcotráfico, drogadicción, prostitución, entre otros, que solo nos hacen perder sentido de pertenencia hacia Colombia y permiten que seamos reconocidos como una comunidad violenta e ilegal.
El carro muestra a la típica familia colombiana estrato medio que tras esfuerzos y sacrificios como reducir el presupuesto de la fiesta de quince años de la hija mayor logra comprar un carro usado, el cual pasa a ser el centro de atención de la familia hasta el punto de bautizarlo, eso es lo que popularmente llamamos ser gomosos.
Es admirable el trabajo de Dago García (productor de la película) porque muestra la cara buena de Colombia, esa que cotidianamente vivimos la mayoría de colombianos que no estamos involucrados en ningún acto ilegal. Con esto no quiero decir que debemos maquillar u ocultar la realidad, sino que equilibremos cargas entre lo positivo y negativo de nuestra sociedad.
Vilma Sofía Miranda
Comunicación Social-Periodismo, 2º Nivel, UdeA Seccional Bajo Cauca.