TORTA DE LÁGRIMAS

Desesperada, con el rostro salado y con una que otra lágrima en los zapatos marca grulla, que día por medio uso para asistir a clases con la profesora Flor Marina, llego hoy a mi casa donde mi ángel, mi madre, tal vez pueda auxiliarme.
- ¡Ma, ábrame rápido!. Tal vez no me oiga, mamacita es casi sorda y desde aquí escucho el vaivén del cepillo de fregar ropa…
- ¿Qué te pasa mija?
- Mami la dañé, la dañé. sin poder controlar los sollozos y el desfile de mocos, intento decirle que la torta que estaba preparando desde el medio día con Hilda y Alina esta vuelta un desastre.
- Es que íbamos a revisarla y como la puerta de la Mona no abría , me pidieron que saltara por el solar de doña Blanca y como toda una salvadora , me apresuré a subir esos árboles de guayabo y sin miedo me lancé. Con esfuerzo abrí la puerta de madera, mientras las muchachas aplaudían mi hazaña.
Me imaginaba que esa tarde, mis compañeros de clase me felicitarían por mi logro pero…
- Ya no tengas miedo, solo abre la estufa y con una toalla saca el molde, me gritaban ellas. Pero mami, ese horno estaba horrible, no fui capaz de sostener esa torta y salió rodando por toda la cocina. ¿Qué es lo que había hecho? ¡No lo podía creer!, que dirían las compañeras que la batieron; doña Cecilia que presto la estufa; mi profe que confiaba en mí? Mamacita, lo único que se me ocurrió fue recoger lo que más pude y meterlo en ese coso…
- ¿Cómo está la torta?
- Muy bien, pero todavía esta cruda, le respondí a las muchachas, tratando de disimular. Volvimos a la clase de matemáticas, pero ya no me pude concentrar, en mi cabeza solo se veía la torta remendada y mis compañeros furiosos conmigo.
Así fue mamá, al regresar y descubrir lo que yo había provocado, la profe me pidió el cuaderno de notas y me mando para acá.
¿Qué vamos a hacer? Mija no tenemos plata ni horno, pero no llores más…
- Espere haber, que están tocando la puerta.
- Doña Dolly, buenas tardes. Aparecía la monjita que nos visitaba los viernes.
- Hermanita, pase, pase.
- ¿Qué le pasa a la niña?
- Es que (…)
- No se preocupen vamos a mi casa y yo les hago una…
- ¿Qué? Si ve mija que Dios mandó el angelito. Vaya, vaya y deje de chillar.
Ya todos están con su pedazo de torta y refresco, y a mí se me quitaron las ganas…