Y al terminar otro de los tantos días en los que con solo gestos, miradas y palabras dirige a tantas personas en su mundo, aun el amarillo y el rojo entrelazados cubrían uno a uno sus cabellos hasta lograr ese tono que siempre la caracterizaba. Su rostro con esos rasgos tan bien trazados como si se tratase de una pintura inspirada por los mejores dedos, desde los labios hasta sus ojos siempre acompañados de esa sombra tenue bajo ellos, creada por los días y las noches de intenso trabajar y no por el maquillaje que le acompaña casi siempre.
Al hacer sus cosas, y sin importar el instante, siempre tiene buenas y pacientes respuestas hacia todos aquellos que hacen parte de sus rutinas, y así derrama por donde quiera que valla su nombre retratado por los caminos y los días, evidenciada en el permanente sonreír y el blanco de sus dientes que no revelan más que felicidad y las ganas de aventurar.
Cuando pasa por aquella puerta que apenas alcanza si sus manos se estiracen, el cantar que sale de su boca sin restricción ni vergüenza, rebota por las paredes y pinta sueños en ellas como si se tratase de su propia memoria, todo para brindarle un poco mas de vida a todos y cada uno de los segundos de tiempo que huyen en su infinita presencia.
Su piel que ahora más que antes es privada del calor del sol, explica la clareza de su color, rozado por el suave de la tela que siempre le acompaña, esa misma que le hace confundir entre el cielo y la tierra.
En cada detalle, pensamiento y palabra se evidencia su respeto por la vida, porque en el transcurso de esta le a tocado enfrentar y vivir lo que muchos nunca sabrán pero que por su persistir, sus lagrimas, sus sonrisas y sus noches de insomnio, ahora lleva la frente en alto y persiste por lograr lo que la vida aun no le a dado el derecho eterno.
Siempre queriendo dar buena imagen, y de verdad que lo logra, en su infinita sabiduría de desgarrar un sonrisa con solo una palabra y en el hecho de arrebatar cosas buenas a las peores situaciones, es distinta de tantas otras por la sola razón de no seguir la corriente y las masas, y por hacer caso infinito a sus inesperados deseos.
Sus dedos como algodones, sus piernas teñidas por los miles de kilómetros, sus monumentales caderas, su rostro trazado por esas delicadas líneas, si nariz respingada como si tuviese orgullo propio y sus ojos claros como el agua, en su completa integridad y sabiduría, esa misma que los días le siguen dando y por los cuales a luchado hasta conseguir la completa felicidad suya y de aquellos a quienes quiere, porque siempre arriesga todo lo suyo por brindar tranquilidad a los que muchas veces no han sabido agradecer.
Y seguirá siendo ella hasta el día de los días, y seguirá brindando soles a las impuras medias noches, y seguirá derramando flores por su caminar para brindar un imponente olor y recuerdo a aquellos que la rozan en el pasar de la vida, para bien o para mal, para que muchos mas puedan versen los rostros y preguntarse si en realidad será la misma para siempre.
Daniel Santa Isaza
Comunicacion Social - Periodismo
U de A. Seccional Oriente
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