“Siguiente grupo: Mototaxismo, trabajo e interacción de un pueblo”. Al escuchar esas palabras, mi corazón comenzó a palpitar más rápido de lo normal, mi cuerpo temblaba, pero con voluntad propia lo logré dominar y, los pasos que en ese momento dirigía a esa tarima parecían no ser míos, me sentía caminando en el aire y aunque era consciente que un público esperaba por mí, en ese instante deseaba que aquel camino hubiera sido eterno.
Encontrándome ya en aquella tarima comencé a leer, y algo extraño pasó por mi mente, puesto que pensaba que aquella voz que en ese momento se escuchaba no era la mía, la desconocía por completo, yo solo parecía ser un cuerpo que movía la boca, sin pronunciar sonido alguno. Pero algo dentro de mí luchaba por no dejarse acaparar, por aquello que en momentos me intentaba envolver a su antojo.
El lugar estaba fresco, sin embargo yo tenía algo de calor en mi cuerpo y aunque no veía los minutos que transcurrían, ese momento me parecía eterno y era entonces cuando deseaba que el tiempo se detuviera, para tomar aire y empezar de nuevo, y ahora imaginar tal vez que en aquel lugar no había más nadie que yo.
Sabía que tenía una gran responsabilidad en mis manos y, aprovechaba cualquier punto para hacer una pausa y mirar al público, al que en ese momento era mi público, pero el cual deseaba que no existiera, por aquello que me atormentaba y me hacía pensar eso a cada instante, pues era un vacío que sentía en cada parte de mí y me llevaba a desear que la única persona que se encontrara en ese lugar fuera yo.
El tiempo transcurría lentamente, yo seguía leyendo y al estar en las dos últimas palabras de aquel texto, llegó a mí una paz interior, al saber que ya estaba a punto de terminar con aquel angustioso pero a la vez importante momento de mi vida. Era extraño lo que me sucedía, pues desde que otras personas leían, aquello me empezaba a atormentar y solo cuando escuché el nombre de mi grupo, me di cuenta que a pesar de lo que me pasaba y por dentro tenía, supe que hay cosas que se tienen que afrontar sin dar marchar atrás y tratar de dominar aquellas que aunque sabemos que existen, no deben porque acaparar nuestro cuerpo tanto interior como exteriormente. Sé que no soy la única que ha sentido algo así y ahora que lo experimenté pienso que tal vez es algo normal que podemos sentir todas las personas, cada vez que estamos a punto de afrontar una situación de vital importancia para nosotros y son sentimientos, que aunque debamos dominar siempre están presentes.
Encontrándome ya en aquella tarima comencé a leer, y algo extraño pasó por mi mente, puesto que pensaba que aquella voz que en ese momento se escuchaba no era la mía, la desconocía por completo, yo solo parecía ser un cuerpo que movía la boca, sin pronunciar sonido alguno. Pero algo dentro de mí luchaba por no dejarse acaparar, por aquello que en momentos me intentaba envolver a su antojo.
El lugar estaba fresco, sin embargo yo tenía algo de calor en mi cuerpo y aunque no veía los minutos que transcurrían, ese momento me parecía eterno y era entonces cuando deseaba que el tiempo se detuviera, para tomar aire y empezar de nuevo, y ahora imaginar tal vez que en aquel lugar no había más nadie que yo.
Sabía que tenía una gran responsabilidad en mis manos y, aprovechaba cualquier punto para hacer una pausa y mirar al público, al que en ese momento era mi público, pero el cual deseaba que no existiera, por aquello que me atormentaba y me hacía pensar eso a cada instante, pues era un vacío que sentía en cada parte de mí y me llevaba a desear que la única persona que se encontrara en ese lugar fuera yo.
El tiempo transcurría lentamente, yo seguía leyendo y al estar en las dos últimas palabras de aquel texto, llegó a mí una paz interior, al saber que ya estaba a punto de terminar con aquel angustioso pero a la vez importante momento de mi vida. Era extraño lo que me sucedía, pues desde que otras personas leían, aquello me empezaba a atormentar y solo cuando escuché el nombre de mi grupo, me di cuenta que a pesar de lo que me pasaba y por dentro tenía, supe que hay cosas que se tienen que afrontar sin dar marchar atrás y tratar de dominar aquellas que aunque sabemos que existen, no deben porque acaparar nuestro cuerpo tanto interior como exteriormente. Sé que no soy la única que ha sentido algo así y ahora que lo experimenté pienso que tal vez es algo normal que podemos sentir todas las personas, cada vez que estamos a punto de afrontar una situación de vital importancia para nosotros y son sentimientos, que aunque debamos dominar siempre están presentes.
Vanessa Vergara Ruiz
Comunicación social Periodismo 2
Bajo Cauca
Comunicación social Periodismo 2
Bajo Cauca
vane tu sensación, opino que es el miedo, por la sencilla razón de que yo también, en algún momento lo he sentido y me parece que es una muy buena descripción.
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