Cuando me despertaba, él siempre estaba allí

Cuando me despertaba, él siempre estaba allí, pendiente de lo que yo hacía, me decía: “hijo levántate que ya es hora de ir a estudiar”. Yo con muchas ganas hacía lo que el decía, sabía que él lo decía por mi bien. Las cosas que me decía me ponían de una manera inexplicable, le cogía mas amor por estar conmigo acompañándome en todo lo que yo hacía, siempre que me decía algo, lo decía con tanto amor hacia mí. Siempre me decía: “Alejo siempre te estaré acompañando hasta que seas grande”, lo decía con mucha seguridad. Siempre me llevaba al colegio, me agarraba de la mano para que nada me fuera a pasar. Cuando yo llegaba del colegio, con una sonrisa de oreja a oreja, me decía: “hola hijo, ¿Cómo te fue? ¿No te pasó nada malo? ¿Te pusieron tareas?”. Cada que llegaba del colegio, siempre esperaba que él estuviera ahí con una sonrisa y los brazos abiertos. Cuando nos sentábamos a hablar me prometía que nunca en la vida me iba a faltar y que siempre estaríamos junto a mis hermanitos y mi mamá, él estaba feliz con mi mamá, también era feliz yo. Pero cuando discutían se dañaba prácticamente toda la familia, cada uno cogía por su lado. Él me preguntaba con los ojos llorosos y sin una sonrisa en la boca ¿a quien quieres más, a tu madre o a mí?, me quedaba con la mirada hacia el suelo, después levantaba la cabeza diciéndole que los quería a los dos por igual, por fin le sacaba una sonrisa. Después se volvían a reconciliar y siempre era lo mismo, como ocurre con todos los matrimonios, tienen discusiones, a los días están dichosos de la vida juntos. Pasaron meses y un par de años, para saber que la promesa que él me había hecho no se cumplió, nunca mas en la vida lo veré, ni me volverá a hablar, no volveré a mirarlo a la cara y sabré que no veré mas su rostro si no es en una fotografía, pero yo sé que él desde el cielo, está cumpliendo su promesa y me está acompañando en la vida.