Estaba deshecha y sobre todo me sentía culpable, pues días antes mi corazón y todo mi ser presentía que mi papá iba a morir y no hice nada para evitarlo; al mismo tiempo, pensaba que todo era un sueño y que simplemente eso era imposible, pero ahí me encontraba yo, envuelta en un mar de lágrimas, tirada en el suelo de un patio donde mi profesora de violín me dio la noticia, tratando de que esta me hiriera lo menos posible.
“Siento mucho lo que pasó”, “sé por lo que estas pasando”, fueron las dos frases más comunes que escuché, pero muy en el fondo sabía que todo era una mentira, de personas que seguramente lo único que querían era hacerme sentir bien. Lograron transportarme en una moto hasta el hospital, estaba ida, retraída y nada me importaba, en varias ocasiones estuve a punto de caerme de aquel medio de transporte, pero logré llegar a mi destino para reunirme con mi familia.
En estos momentos, los dolores y sensaciones físicas, pasan a un segundo plano, pues el dolor del corazón, que lentamente se arruga como una pasa, es tan fuerte que opaca los demás sufrimientos del cuerpo y el saber la ausencia de un ser querido y más si es un padre es un sentimiento que para ese entonces creía imposible de superar.
Estaría mintiendo si digo que no lloré, pero el llorar viene acompañado de muchas más cosas y sentimientos, la tristeza, la nostalgia de saber que todo lo que poseía podría perderse, el odio que sentía hacia las personas culpables de aquel delito, la rabia que tenia con aquel Ser supremo por permitir que aquella ilusión que nació cuando apenas era una niña, en donde creía que algunas personas vivirían para siempre o al menos hasta que estuviera mayor, se derrumbara cuando estaba a punto de cumplir mis 15 años, pero ningún sentimiento es tan fuerte y tan malvado como es la culpa, y en ese momento la padecía, por no haber hecho tantas cosas que anteriormente podía hacer y no las hice, por tanto afecto que tenía para dar y que por pena no lo expresé y que ahora ya no tendría sentido hacerlo.
Durante mucho tiempo estuve sin comer y aunque tenía mucho sueño y debilidad física, el tiempo que dormí fue relativa mente poco, pero era algo reconfortante el poder viajar a un mundo diferente y olvidarme de lo sucedido, aunque al despertarme y tener que abrir mis ojos regresaba a la realidad y mi pesadilla era aun peor ya que pasaba a ser verdad.
El recuerdo puede ser algo muy bello, pero también puede actuar en forma negativa, y en esas circunstancias hasta el detalle más mínimo me afectaba pues todo me recordaba a mi Apa, como tiernamente le decía, su perfume, su alegría, su fortaleza y a veces hasta la frialdad con que podía tomar las cosas, todo iba destruyéndome lentamente; pero la familia y los amigos, junto con el tiempo, son el remedio más efectivo para tratar de sanar la herida y ser capaces de retornar a nuestra vida, en donde la memoria de aquel ser “inmortal” ya no sea una carga, sino que sea algo bello que me ayude a seguir adelante.
Marce me gusto mucho el texto y no pienso criticar nada en el, a ver no se algun dia me gustaria saber de quien hablas pero creo que te seria mas duro haberlo escrito con referencias soy un bobo es mas tu sabes quien soy ja ja ja nno se mmmmm no soy critico y lo que te pueda decir mejor te lo digo a ti no a todo elq ue se le de la gana leer esto pero me parece bueno
ResponderBorrar