Desde allá arriba quiero tocarte, aunque sea tocarte sólo a vos…y te tengo ahí a mi lado, tan cerca y tan prohibido, tan distante. ¿No escuchas mis susurros?, ¡vamos! Mira mis labios y lee lo que dicen, observa mis ojos y contempla el lenguaje de mis manos; esos hombres están ahí y no puedo decirte que gritemos juntos revolución, no puedo gritarlo ni siquiera yo, ellos nos impiden la libertad de ser, ¡se me hace tan difícil que sepas todo eso!, estamos entre este montón de gente que nos manipula y no permite que hablemos; es un día importante para nuestra patria y todos están inmersos en la marcha sin fin y sin causa, no podemos hacer nada, y tu además no me escuchas…pareces tan involucrado en toda esta utopía de libertad, de libertad prohibida y no otorgada, pareces cegado ante tanto amarillo, azul y rojo y ante aquel verde militar intenso de esos hombres que con sus armas ahogan mi grito y logran impedir que escuches lo que necesito decirte.
Cuanto necesito tocarte y despertarte, mientras te miro ahí pienso en la forma que me permita acariciarte un poco, mis ojos solo se humedecen, mis manos y mis pasos se paralizan, siento el olor de la guerra y aquel sabor amargo de no poder hacer nada para cambiar tan sólo nuestros mundos y estos caminos que deseamos trazarnos pero que no podemos seguir.
Todos tan inmersos en el circo que brindan las calles de esta Colombia que se hace más lejana y más ajena a nuestras luchas, todos marchando y desgastando sus pasos y sus gritos, obedeciendo sólo lo que les manda su amo, sin saber qué significa todo ni ponerle una causa real a esos pasos dados y a esos gritos desgarrados.
¡Ey!, ¿Acaso no me escuchas?...Pues bien, entonces es hora de despertar de este sueño, ya no puedo hacer nada para gritar porque se ahoga mi voz en estas lagrimas y en estas manos paralizadas, en este nudo en la garganta que me recuerda que no hay nada que hacer si no despiertas por lo menos tu.
Siente mi soplo y mi despedida, no queda nada por decir, quizá nos veamos en el siguiente Julio 20 porque quizá yo esté involucrada e inmersa en toda esta farsa de independencia y quizá también me haya callado para siempre cuando mis pasos recorran este país cantando “¡Oh gloria inmarcesible”! como casi todo este pueblo que lo hace a diario. Adiós.
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