Nadie responde a mis gritos, sólo mi hermanita medio abre sus ojos y me pregunta qué me pasa, y muerta del susto, con voz temblorosa y con ya lágrimas en mis ojos, le digo que algo está caminando por mis pies y que no sé que es, que estoy que me muero del susto, pero no vuelvo a escuchar nadita de ella y de inmediato comienzo a llorar.
Pienso que como nadie me escucha voy a tratar de dormirme y no hacerle caso a eso, pero luego pienso que es una tremenda bobada intentar hacerlo, pues obviamente no lo lograría, sin embargo trato de calmarme y secando con mis manos las lágrimas que rodaban por mis mejillas, decido prender el foco, temblando, me muevo lentamente un poco hacia arriba y saco mi manito derecha de las cobijas y me estiiiiiro hasta alcanzar hundir el cosito crema que hace que se prenda el foco. Lo primero que veo es que mi hermanita está durmiendo y que le importo un comino lo que estaba sintiendo, y la maldita cosa que no para de moverse, lloro y lloro, y entre lágrimas miro el techo de mi habitación y comienzo a jugar buscando figuritas que se forman en la madera, lo que más podía ver eran ojos, ojos que me miraban, pero también veía animalitos, frutas, objetos, por un momento me olvidé de la cosa aquella, seguro ya se durmió, pensaba.
Como por arte de magia volvió a aparecer, se movía cada vez más rápido, ¡no quiero seguir con esto! ¿Qué carajos será? ¡Ya no lo quiero sentir! Decía llorando, ¡mami, mami! gritaba pero sin obtener respuesta alguna, yo sólo quería que mi mamá estuviera aquí conmigo, enfrentáramos a la cosa y saliéramos campeonas, ¡pero mi mami no aparecía! Fue en ese entonces cuando decido que ya es hora de ver qué es eso que me había quitado el sueño por tanto tiempo, que a la cuenta de tres alzaré las cobijas y miraré, uno, dos, dos y cuarto, dos y media, dos y cuarenta, y…. dos y cincuenta, y… ¡tres! Con un movimiento rápido quité las cobijas y las tiré al suelo, ¡hayyy, mami, mami! Lloro y lloro sin poder parar, grité tan duro que mis padres ahí si vinieron corriendo, y me preguntaron, ¿qué te pasa, por qué gritas y lloras? Má, ahí hay una rata, ¿una rata? Dijeron. Siii, es una rata pequeñita, toda chiquita, que tiene una cola muy laaaarga y aparte es voladora. Sigo llorando y mis padres me dicen que seguro fue una pesadilla, pero yo les decía que ¡no! No era ningún sueño, yo la había visto, y estaba en la habitación. No hija, no puede ser posible. Sí, yo la vi ¿por qué no me creen si yo la vi? gritaba. Ante mi insistencia , mi desespero y mi llanto, deciden buscar a tal animal; les decía, ¡busquen en la ventana, en la cortina, en las cobijas, de seguro allí se metió! pero no aparecía por ninguna parte dicha cosa con ojos, y lloraba, nadie podía calmarme, por último les hice quitar el colchón de mi cama, buscar muy bien en él y en cada una de las tablas, y desapareció no volvimos a saber nada de tal animal, y después de pasar muchoooo tiempo buscando la rata pequeña, con una cola muy larga y voladora, volví a quedarme dormida.
Al otro día me levanto muy asustada, preguntando si ya habían encontrado al raro animalito, pero no, ellos insistían que era sólo un sueño y para no hablar del tema mi madre me da el desayuno, nuevamente huevo, arepa y chocolate. ¿Otra vez lo mismo, deberías volverte seria má, ni que mi papá sólo mercara huevos? Le dije con una sonrisa. Al terminar me voy corriendo a tender mi cama con mi mamá, y ¡oh sorpresa! Nos encontramos con que la sábana tenía un pequeño hueco, que dejaba ver el colchón de mi cama.
Jeny Montoya
Seccional Oriente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Apórtele con su comentario a la formación profesional del autor en tono colaborativo, no de crítica moralista, censuradora o que descalifique su trabajo creativo.