ALGO MUY CLARO

Aguas Claras, un corregimiento del Carmen de Viboral con una población aproximada de 6.000 habitantes, en donde pululan las fincas de descanso y empresas de que cultivan flores, el acceso a las instituciones educativas de la región es una cuestión de estrato. Sí, porque los hijos de los más adinerados, no se encuentran en el registro de las 6 escuelas, un colegio y un universidad, sino que han preferido ir a colegios como los bilingües de San Antonio, la Normal de la Ceja o los ubicados en la ciudad de Medellín. Este territorio hermosamente dotado de paisajes y de gente cálida, no califica para las expectativas de las personas pudientes. “Es verdad, que con el paso de los años esta escuelita rural ha mejorado, tanto en cobertura como en dotación, porque ahora tenemos restaurante escolar, sala de sistemas y dos aulas más, pero para los Señores, no es suficiente y no ingresan ni por ensayar, a sus niños al plantel”, es lo que dice la profesora Blanca Arroyave, profesora desde hace 26 años en la escuela la Sonadora, y agrega: “Algunos hijos de los mayordomos de las fincas vecinas, han tenido el honor de hacer sus carreras en la Seccional de Oriente y codearse con los hijos de los patrones que estudiaron sus pregrados en la U. de A. de Medellín, eso para mí, si es mucho orgullo”, lo dice con tono enérgico y con una gran sonrisa que ilumina su rostro de tez morena.
Para encontrar en sus costosas propiedades a sus dueños, es cuestión de paciencia, aunque también hay que resignarse a que no lo podrán invitar a pasar, a pesar de la amabilidad que pueda mostrar el personaje que dice que su patrón, tal vez venga en el próximo puente y que si tengo suerte, lo encontraré en disposición de ser entrevistado. Cuando ese puente llega, me levanto con buena suerte y (…)
“El motivo por el que no ingresé a mis muchachas a la escuela Santa María es uno muy sencillo: quiero educarlos con buenos modales y con planteles bien dotados; en mi concepto, es muy deficiente el nivel de la enseñanza en éste corregimiento, por lo que me trasladé con mi familia a la ciudad. Aunque me cuesta un ojo de la cara ese colegio de Las Bethlemitas, estoy seguro que es una buena inversión”
Para los hijos de obreros, empleados públicos, mayordomos y los escasos campesinos de Aguas claras, escuelas como el de La Sonadora, Santa María o Santa Inés son la única opción para brindarles una educación básica a sus hijos y la Universidad de Antioquia, es uno de los retos más grandes a futuro en donde seguramente si se podrán encontrar con los hijos de los patrones de sus padres porque en este espacio, esa brecha de la condición social, parece no notarse.
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