Con ansias de libertad

Como ella misma me especificó, siempre está afuera de su casa haciendo amistades, compartiendo ideas, ese tipo de cosas y es por eso es que frecuenta los cafés y los parques de El Porvenir, “porque puedo estar en soledad y así me concentro más, par leer o escribir”, dice ella. Allí donde vive, no hay lugares para pasar agradablemente, pero ella logra rescatar algunos como el café llamado Sabor, fruta y café que se encuentra al frente del colegio COREDI, donde dialoga con los que antes fueron sus profesores y que ahora son considerados amigos, se toma un tinto y comparte las experiencia de la U, las actividades que realiza, les cuenta los temas que está tratando y que tanto le han aportado, para tener en cuenta nuevas ideas. Luego pasa a un bar, llamado le coffee, donde charla con Juan Carlos el dueño del bar con quien comparte ideas, trabajos de universidad y escritos, también observa una que otra partida de ajedrez mientras escucha “buena música”, que para ella se traduce en rock y música protesta. Pasa un rato en el parque y le da vía libre sus pensamientos, los escribe en aquella libretica pequeña y de un color como amarillo que guarda en secreto sus ideales. Luego de andar un rato entre negocios, y parques, entre ideas en el aire y realidades increíbles, va a dar a la casa de su amiga Katherine, comparten sus escritos, aquellos que Karol sube en su blog con los que disfruta a cada instante, desde su gestación, como escrito, hasta la publicación, a ellos que entrega sus penas, y las convierte en ilusiones. Con Katherine, pasa ratos conversando, es considerada la mejor amiga, están juntas desde el colegio y esto les ha afianzado su amistad, ella, también le cuenta los sucesos mas importantes el la universidad, la asamblea permanente que no la deja continuar con sus estudios, el largo viaje que se hizo, más largo porque el conductor en su afán de recoger más dinero paraba en todas partes, el trabajo de treinta páginas que debe entregar, entre otras cosas, todo mientras se toman un tinto para recargar energías y seguir con el camino. Se despide de su amiga y sale casi siempre a las 10:00 p.m. con rumbo hacia su hogar, pero antes hace una parada en la tienda para comprarse un dulcecito, continúa, entra a su casa saluda a su familia, sube las escalas, entra en su dormitorio, se acuesta sobre su cama y disfruta plácidamente del resguardo que esta le ofrece con su acolchado de colores, repasa los hechos del día, y abre su mente a otras nuevas, para continuar con esa característica visión de mujer que lleva con orgullo, que defiende en su discurso, que disfruta con su sonrisa, que no le da pena mostrar. Como último acto en la orden del día, destiende su cama, entra debajo de su cobija y cierra sus ojos para soñar con el día que sus ideas de libertad no se queden solo en el papel.