Abrí mis ojos y la pesadilla comenzó, el paraíso que me cubrió durante seis años había desaparecido, con la abnegación despierta me levanté de mi cama y comencé a arreglarme para ir al infierno. Salí de mi casa y justo cuando una lagrima comienza a recorrer mi mejilla dice mi mamá con entonado acento "va pal´ cielo y va llorando" ¡cielo, cielo! ¿Cuál cielo ma´? quiero regresar a mi casa ahora mismo.
Pero fue imposible, cuando menos pensé estaba ahí dentro, rodeado de miles de sujetos desconocidos, todos gritando y corriendo como locos y encima una voz terrorífica que emergía de unos parlantes "hágame el favor…tenga la bondad" dicho y hecho, ahí estaba, en el infierno o lo que muchos llaman "escuela" y para ser más preciso "preescolar". Un preescolar lleno de gente extraña y malvadas profesoras con enormes lentes y voces feroces.
En fin, traté de estar en el infierno pero no fui capaz, eso no es para mí, yo mejor cogí mi maleta del suelo y emprendí la fuga hacia el cielo o mejor dicho mi casa, paso a paso y sumergido entre muchachitos sigilosamente me dirigí a la salida ¡que maravilla! Justo en la salida del infierno comencé a correr desesperadamente, con el corazón en la mano y las piernas en un solo tambaleo y esto gracias al susto que me tenía poseído, a Dios gracias llegué y sin necesidad de esfuerzo me refugié debajo de aquel objeto que usan mis papás para dormir.
Ahí pasaron las horas, yo recostado en cima de mi maleta tuve hasta tiempo de entregarme a los brazos de Morfeo, entre el frio y la oscuridad veía como pasaban de un lado a otro diferentes pies y peor aún escuchaba la voz de mi madre desesperada preguntando por mi paradero.
No obstante apareció eso que al sonar todo el mundo parece hechizado pues responde "salud" fiel sonido del delato, si así fue, ese sonido que me brindó descanso automáticamente me obsequió el tiquete de regreso al infierno y paradójicamente apareció mi mamá diciéndome de nuevo con entonado acento "no señor, vamos pal´ cielo"
Maldita sea la hora en que inventaron ese "cielo" pensé en mis adentros, otra vez la maleta al hombro, otra vez rumbo al preescolar, otra vez los niños locos y las profesoras malvadas, otra vez pa´l infierno
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