Sus cabellos castaños con toques dorados alumbran y brillan en la oscuridad, iluminando la belleza de sus ojos redondos que saltan y saltan sin llegar a cansarse. Aquellos ojos que no alcanzan del todo a cerrarse cuando se duerme y pareciera que fuera un gato, siempre con un “ojo abierto y una oreja parada”. Su nariz no alcanza casi a distinguirse, pues se le pierde en su hermosa carita angelical, de menudos y delicados rasgos. Por debajo de su nariz y al lado de sus labios tiene un puntito negro, que la identifica, no solo a ella sino a más personas de la familia.
Cabe por cualquier rendija y se acomoda en el hueco más pequeño, pues su flexibilidad y su estatura se lo permiten, su risa es contagiosa, cuando empieza a reírse, poco a poco y lentamente todos comienzan también a reír aunque no sepan el por qué. Nunca se preocupa por nada, es más relajada que un resorte dañado, algunos dicen, “ella solo va a conocer el estrés en letras”, y realmente es así, solo vive para jugar y jugar, divirtiéndose y soñando con miles de cosas.
Tiene una gran pasión por los “checheres” y cualquier material reciclable que encuentre, siempre se mete en todas las actividades, ya sea baile, canto o recital de poesía, así no sepa cómo hacerlo y está dispuesta a abrirte la puerta de la calle o transportarte un millón de cosas que necesitas trasladar de un lado a otro, no importando si ella está ocupada.
Para terminar, debo resaltar que resulta de un momento para otro con un montón de amigos de la nada, tal vez acabe de llegar a un determinado lugar, pero no pasa mucho tiempo para que ande con dos o tres niños corriendo y jugando, como si desde hace muchísimo tiempo los conociera, es por eso que se ha ganado entre sus compañeritos del colegio el sobrenombre de “caramela”, siendo alguien dulce al que todos quieren.
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