Sin embargo la moda no se apodera de todas las personas, por mucho que quieran y que ellas de igual modo lo deseen, porque estar a la moda tiene un alto costo, fuera del dinero está una especie de uniformidad. Al municipio de Rionegro han llegado almacenes de cadena como Carrefour y El éxito a los cuales asisten a comprar ropa las personas más adineradas o quienes en su defecto hacen un esfuerzo porque piensan que la ropa de marca hace su imagen ante la sociedad (simple apariencia); también suelen realizar estas compras bajo la excusa de que si es más caro es más fino.
La uniformidad se da porque los jeans, camisetas, y busos de almacenes como Tennis, Americanino, y Gef, solo por mencionar algunos, son de colección, por lo cual mucha gente adquiere prendas con el mismo estilo y color. A diferencia de esto, hay quienes prefieren cocer sus vestidos porque les sale más “barato”, de esta forma se alejan de convertirse en parte del montón.
Por el contrario, algo particular ocurre con los zapatos, es difícil no notar la presencia de los tenis Converse en este municipio, con fuerza aparecen exhibidos en los pies de muchas personas recorriendo las calles, estos lograron en poco tiempo calzar a ricos y pobres como marcando territorio; a pesar de que marcas más “finas” como Puma, Nike, Adidas, son más aparentes, no tienen tanta fuerza con los consumidores de bajos recursos.
Si bien están los almacenes y marcas “originales” ya mencionadas, existen las “chiviadas”, como se suele llamar a las imitaciones de todo tipo de prendas de vestir, pero de una manera más marcada con los zapatos a estos últimos les cambian el nombre pero el diseño desde lejos parece idéntico al original, en algunos casos. Este tipo de zapatos es normal encontrarlos en personas de estratos sociales 1 y 2, pero de 3 en adelante las cosas cambian, a tal punto de que hay quienes afirman que “yo una imitación no me la pongo, originales o nada, prefiero andar siempre con los mismos”.
Para el tipo de personas que dicen no complicarse con la ropa, hay almacenes que ofrecen una “alta variedad y precios bajos en las prendas”, sitios ubicaos en la galería, “bien pueda siga, que buscaba”, atacan las vendedoras a todo el que pasa, intentando vender algo, “medias a mil” gritan otras voces, en lo que quienes no usarían dichas prendas murmuran, “¿Cómo serán de finas?”, intentando justificar de algún modo las altas sumas de dinero que se dan el lujo de invertir en ropa.
En las personas de bajos recursos, se encuentran reproches como “qué me pongo hoy, no tengo nada de ropa” mientras los adinerados se miden una y otra vez varias prendas, porque al tener mucho de donde escoger, no saben que ponerse.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Apórtele con su comentario a la formación profesional del autor en tono colaborativo, no de crítica moralista, censuradora o que descalifique su trabajo creativo.