Terminaba un día agotador de trabajo y estudio, me dirigía hacia mi casa en el vehículo que es útil para transportarme a todas partes, mi moto, pero este evento fue interrumpido por el rápido instante en el cual un automóvil gira sobre mi vía, cerrando toda posibilidad de seguir mi rumbo sin altercado alguno. De repente y sin darme cuenta terminé enredado entre el pavimento y la parte baja del carro, ¡Un sanduche sí! Y yo era la mortadela, al inicio y aunque sólo duró unos segundos sentí por primera vez la extraña energía que por mi cuerpo corrió, aquel cuerpo que girando debajo del auto era golpeado, no le pertenecía a mi mente, lo único que pensé por esos breves segundos fue la espera del momento en el que no sentiría nada más sólo aquel instante en el que este mundo ya no sería el mío.
De golpe, frenó el auto y yo paralizado y aún debajo de éste, comienzo a recodar todo lo bello que he tenido, pero por algún motivo no me causaba ninguna alegría, era algo diferente, era la sensación fría, oscura y poco agradable que mi cuerpo comenzaba a repartir por cada uno de los poros en forma electrizante. Una lágrima, un taco en mi pecho y unas aligeradas vibraciones en mis manos y pies era lo único tangible que tenía, el resto eran pensamientos que recordaban lo que pasaba y cómo pasaba.
Pasados unos minutos y ya salido del coche, esperando ser llevado a un centro de atención, recordé nuevamente lo sucedido y aquella sensación no disminuía, por el contrario cada vez era más fuerte, por el hecho de recordar paso a paso lo que sucedió y que todo pudo ser peor. Al volver a mi mente aquel instante comencé a crear nuevas historias de cómo sería; si pasaba esto o aquello, si era por o mejor, pero sobre todo pensaba como hubiese sido ¿Si alguna de las cuatro ruedas se equivocara y me tomara a mi por pavimento? Al pensar esto, regresaba a mí aquella sensación de vibración y taco, aquella energía desagradable que comenzaba en mis pies y rápidamente llegaba a mis ojos para convertirse en un mar de lágrimas.
Hoy en día no es diferente. La sensación sigue viva, un poco debilitada pero sigue y renace cada vez que muy cerca de mi espalda siento el sonido de algún vehículo o al ver imágenes muy similares a lo sucedido.
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