Sólo puedo pensar en el momento que sentí tantas cosas y no sabía cómo expresarlas, mi corazón muy acelerado y lleno de tristeza solo quería decir: ¡no te vayas, por favor no me dejes!
Aun cuando era muy pequeña, puedo recordar y de nuevo experimentar el dolor que me causó un viaje que realizo mi madre, es como si viviera de nuevo ese día, día en el que solo podía ver su imagen como un reflejo de lo que ya no estaría, la veía organizar su ropa en una maleta grande, como si su regreso estuviera lejos o tal vez ya no fuera a regresar, yo estaba allí sentada en mi cama llorando y mirándola como guardaba sus cosas con una cara llena de preocupación.
Transportando mis recuerdos para vivir ese día como si fuera hoy, le pregunte a mi madre con esa voz de niña, ¿mami pa dónde va? ¿Me va a llevar? Si mami si, ¿me lleva?, ella me miro con sus ojos aguados y de pronto lágrimas empezaron a caer sobre su rostro, no me decía una sola palabra, solo se acercó, se sentó a mi lado y me abrazo, en ese instante lloró como nunca antes la había visto, y después de varios minutos me dijo: “mami no te pongas triste que yo voy a volver para que estemos junticas otra vez, prométeme que te vas a portar bien y vas a estudiar mucho cuando entres a la escuela”, sólo me quede en silencio y luego lloré, y lloré y en medio del llanto le pregunte ¿mami te demoras mucho?, no mami, sólo unos días, la mami se va a trabajar mucho para comprarte muchos regalos.
Después me tomo de la mano y me dijo que una señora me cuidaría, en ese momento caminaba hacia un lugar que no conocía, al cuidado de alguien que no sabía si me trataría bien, solo recuerdo que al llegar había que pasar un puente de madera y me daba mucho miedo, en ese instante mi madre me cargo y me llevo hasta el otro lado, donde estaba la señora esperándome, mi madre le decía, “cuídemela mucho, trátemela bien y muy pendiente de las comidas”, sin decir más me abrazo me dio un beso y se fue, quedándome muy triste, la niñera me cargo y me tranquilizo al decirme que mi mamá volvería.
Tuve una suerte tremenda, pues donde me dejo mi madre me querían mucho, tanto que se dedicaron a enseñarme los números y las vocales, según ellos, que era doña Graciela, porque así se llamaba la señora, y sus hijos que recuerdo ya estaban terminando la primaria, fuera aprendiendo para que cuando entrara a estudiar estuviera mas despierta.
Fue pasando el tiempo, los días iban transcurriendo y un día de esos escuché que pronto una tía iría por mí, porque ya entraría a estudiar, pues así fue, después de pasar un año al lado de doña Graciela, después empecé a vivir con mi tía Gisela a la que todos los días le preguntaba, cuándo regresaría mi madre, contestándome siempre con lo mismo me decía, ya casi viene, esa frase me alegraba la vida de solo imaginarme que pronto iba a verla de nuevo, pasaron seis meses y sumando el año anterior fue año y medio sin estar al lado de mi madre, recuerdo era un domingo en la tarde y me encontraba jugando con los niños de la cuadra donde vivía, de pronto escuché que mi tía me llamo “ jenita” y señalándome con su mano me indico algo, voltee rápidamente con la hiperactividad de toda niña, la veo a ella, la veo venir con una sonrisa de satisfacción y felicidad.
Definitivamente volver a vivir ese momento por medio de estas letras, me doy cuenta que hay circunstancias en la vida que nos marcan, nos marcan sentimientos.
POR: JENNIFER ALEXA SALDARRIAGA
COMUNICACIÓN SOCIAL - PERIODISMO II
SECCIONAL ORIENTE
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