No hay impedimentos, para Simón los inconvenientes ni los obstáculos existen. Para el existe un futuro.
-¿Y qué quieres ser cuando seas grande?
En el Centro Educativo Rural Chipre hay muchas lúdicas y mucho por hacer, talleres de informática y de inglés, campeonatos de fútbol, educación física y recreación, el cuento viajero para leer, en fin, pareciera que en esta pequeña escuela la diferencia abismal con la otra cara de la moneda no existiera, existe la pobreza, la falta de plata para exigir un uniforme común para todos, para que el gobierno pague profesoras para cada grado y no toque una por cada dos grados, para un parquecito infantil nuevo, para tener una biblioteca con más libros, existe la escasez y la necesidad, es cierto, pero no existe la ignorancia ni la rudeza.
En la misma vía Llanogrande a solo media cuadra de Chipre, como cosas de la vida, está el Colegio Horizontes, una institución muy diferente a la anterior escuela, allí los niños no llegan a pie o en la barra de la bicicleta manejada por su papa, allí los niños llegan en busetas escolares o en flamantes carros manejados por la mamá o el chofer de la casa. A este colegio no pude entrar tan fácilmente, se necesitó hablar con el portero y con una coordinadora para que después de una larga espera, finalmente lograra hablar unos instantes con la profesora del grado cuarto. Luego de un corto paseo por la institución que entre otras cosas es bilingüe por su nivel en inglés calificado por EAFIT (como dice una gran valla publicitaria en la entrada) que me sorprendió por su enorme infraestructura en la que sus estudiantes pueden disfrutar de campos deportivos, laboratorios, salas informáticas, biblioteca, ludoteca, cafetería, piscina semiolímpica, en fin, el colegio perfecto en cuanto a infraestructura se refiere, y en este sentido tengo un gran dilema, porque los niños que estudian en Chipre tal vez nunca puedan disfrutar de estas comodidades en su pequeña escuela, comodidades que usadas correctamente benefician el aprendizaje en el niño, entonces, ¿los estudiantes del Centro Educativo Rural Chipre están quedando atrasados en cuanto a tecnología y adelantos para los niños de su escuela porque es una escuela pública que depende de las colaboraciones que le de la Alcaldía de Rionegro para sobrevivir? Sí, en este punto radica tal vez la diferencia más abismal que podemos encontrar entre las dos caras de la educación, un computador nunca se va a poder comparar con una cartelera, y con esto no estoy queriendo decir que el computador sea una herramienta imprescindible en la educación. No. Sino que el computador hoy en día se ha convertido en un elemento muy utilizado y útil a la hora de enseñar. Entonces, ¿en dónde quedan las ganas y la motivación de una escuela pobre como la de Chipre? ¿En sueños?
Sebastián tiene nueve años y ya tiene su meta definida, ser el próximo Einstein colombiano. Su padre trabaja como dirigente de la Nacional de Chocolates y su madre en Fedco, su materia favorita es matemática. Y su profesora Ángela Prado habla de él con orgullo, como no sólo su mejor estudiante sino también como un niño con un alto coeficiente intelectual. “Así son los estudiantes de Horizontes” terminó diciendo la profesora. Algo que me llamó la atención de un comentario que hizo tanto la maestra de Simón como la de Sebastián, era el hecho de que ellas encontraban realmente importante el acompañamiento de sus familias para un buen desarrollo intelectual. Cosa de la que en este caso Simón y Sebastián son privilegiados más que otros de sus compañeros de clase.
La historia los ha puesto en diferentes circunstancias, para unos más favorables, para otros más difíciles. Una cara de la moneda con más herramientas e instrumentos, pero las dos caras de la moneda con las mismas ganas y capacidades, las dos caras de la moneda sin estigmatización de bruto o ignorante, las dos caras de la moneda con sueños y metas por cumplir.
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