UNA SUCESIÓN DE LA COTIDIANIDAD

Aquel día, como todos. Alfredo, un niño de tan solo diez años, salía a comprar la leche para que su madre le preparara el desayuno y de esta forma marcharse al colegio; el menor, ingenuo de las injusticias del hombre, se dirigía con toda tranquilidad a cumplir con el mandado de su madre. Al haber caminado tan solo dos cuadras, el estruendoso sonido generado por revólveres de uno y otro grupo que diariamente están intimidando a los habitantes del municipio, comenzó a actuar en medio de la balacera que se formó, el niño sin comprender lo que había pasado y con sus pequeños ojos cerrándose lentamente, se dejaba caer poco a poco. Fue ese el ultimo día que Alfredo hacía un mandado a su madre, y quizá también el último de los pocos caminos que a su corta edad había recorrido. Al enterarse la madre de Alfredo, corrió desesperada a mirar que fuera verdad, pues, no podía creer que una criatura inocente y mucho menos su hijo fuera víctima de la ola de violencia que azota a la región, le resultaba imposible entender que lo que a diario leía en los periódicos sobre los asesinatos en Caucasia, ahora fuera el reflejo de la triste realidad que en el momento vivía.
Al llegar la policía, para realizar el levantamiento del cuerpo, la madre en medio de la desesperación pedía a las autoridades que se hiciera algo para evitar que estos enfrentamientos sigan cobrando vidas de personas inocentes. Ante esto la policía hablo en primera instancia de crear estrategias por parte de las autoridades que permitan regular el control del orden público en Caucasia. Al haber hablado el uniformado, una de las personas que rodeaban el lugar de los acontecimientos como es costumbre en Caucasia; propuso a las autoridades en segunda instancia, incrementar la vigilancia en los distintos barrios del municipio; todos estuvieron de acuerdo y propusieron entonces las autoridades en tercer lugar a la comunidad, asistir a consensos de seguridad que nos permitan conocer la manera como debemos actuar ante posibles asesinatos, de esta forma, en cuarta instancia pidieron a la comunidad también, denunciar los hechos que ocurren a nuestro alrededor para que se realicen las respectivas investigaciones. A su vez y en última instancia, la comunidad propuso a las autoridades, realizar investigaciones complejas que determinen porqué se dan los conflictos armados en una región como esta y determinen si la autoridad misma forma parte de dicha corrupción.
La madre del menor asesinado, se sintió mucho mejor luego de que la comunidad y las autoridades competentes se comprometieron a hacer algo para mejorar la situación que se desata en el municipio; Alfredo fue enterrado como debía ser, y la madre, regresó triste a casa al no sentir ya la presencia del pequeño, pero con la esperanza de vivir una realidad distinta a la de ese momento.